Por Bizarro M.
Buenos Aires es una de las pocas capitales que he podido visitar desde que empecé el viaje, y una de las grandes ciudades, la cual he podido observar detalladamente su consumo y la contaminación que se esconde con el día a día.
Aunque ciudad de fútbol, de música y bastante turística, tristemente es una ciudad que vive con una contaminación sexual increíble. Que respira consumo de moda, cuerpos perfectos. Y que se rodea de putas y travestis de Paraguay, Uruguay y Brasil.
No obstante, la degradación infantíl y la violencia que puedo presenciar constantemente, aunque no son cosas que no sucedan en otro país, aquí se han convertido en algo que para la autoridad y el gobierno pasa por desapercibido.
Es en Buenos Aires donde prácticamente se maneja todo lo que tiene que ver con Argentina, economía, educación, salud, cultura, etc. Pero es aquí también adonde llegan la mayoría de turistas, que como yo, podemos ver cosas que tal vez otros no ven.
Ver por ejemplo la televisión que se produce aquí, es como observar una fábrica de embutidos con un muy bajo presupuesto en donde no se respeta al consumidor y se degrada a la mujer cada vez más.
Caminar por Palermo es ver una fachada que se crean muchas personas cuando está invadida del consumo para turistas… “Hay gente que deja de comer por comprarse ropa en una de las tiendas o simplemente para a almorzar en este barrio y rodearse de la mejor clase” Dice Jhonny, el encargado del restaurante Bartok.
El centro de Buenos Aires
Y qué decir de Microcentro. En cada esquina ‘papelititos’ publicitarios que dicen “Conejitas fiesteras”, “Las chicas de la facu”, “El rincón de los sueños”, pueden llenar los bolsillos del pantalón en menos de media hora. ¿Sera que Buenos Aires también será destino de turismo sexual?
Sin embargo estos papeles sexuales, son tantos y hay tanta competencia, que los repartidores, al ver que la gente no los recibe, han optado por pegarlos en cualquier parte o simplemente tirarlos al piso, causando algo que he llamando contaminación sexual.
Qué pasa cuando un niño camina y ve estas chicas mostrando todo, porque es que el mensaje va directo y sin censura: dos tetas enormes, una vagina rasurada y una mirada con un texto “Abigail, Nuevo plantel”.
No todo es malo en Capital Federal
Y obviamente no todo es malo, simplemente que en una ciudad que ofrece tanta riqueza cultural es extraño que para muchas cosas no tengan cultura.
Basta con ver o repartir 'papelitos' de Fuerza Bruta para comprender que otro tipo de contaminación sería menos nociva y que simplemente con prestarle un poco más de atención a esas cosas que ven lo que otros no ven, podríamos no estar tan consumidos por el desequilibrio moral que se ve continuamente en la ciudad de la furia.
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